jueves, abril 23, 2015

De golpes y reconstrucciones


En la semana más importante de este 2015, Huracán ofreció la peor de sus versiones. Dependía de sí mismo para acceder a los octavos de final de la Libertadores y llegar fortalecido al encuentro decisivo de la Supercopa Argentina, ante River, el sábado. Pero no. Tras una penosa actuación (desde las cuestiones del juego, pero sobre todo respecto de la actitud ofrecida) el equipo cayó 3-0 frente al eliminado Mineros, de Venezuela. Peor imposible. Pero hay más: el tropiezo en Puerto Ordaz generó malestares y desnudó diferencias, viejas diferencias.

Los dirigentes -en privado- expresan su malestar por la poca entrega del equipo. Y lucen preocupados respecto de lo que se avecina. En el plantel el clima no es de de armonía. Hay malestar en el cuerpo técnico. En los últimos días, el doctor Fernando Locasso -tras discutir con el entrenador Néstor Apuzzo por la vuelta o no de Carlos Arano- renunció. En esta última expedición a Venezuela, el ayudante de campo Gabriel Rinaldi se quedó en Buenos Aires. Quienes conocen la intimidad del cuerpo técnico aseguran que el ex marcador central del club está harto de que los jugadores tomen todas las decisiones. "No es nuevo. Apuzzo siempre dejó hacer a los líderes del grupo. Es su modo de conducir", sostienen.

Y como casi siempre en los días de derrota, las desconfianzas suceden. Se pone en duda -en la sede de la avenida Caseros y en las redes sociales- la lesión del capitán Eduardo Domínguez. Tiene una contractura en el gemelo izquierdo. Todo indica que no jugará ante River. Se cuestionan también decisiones del entrenador (en cuanto a la conformación del equipo) y de los dirigentes (por su insuficiente búsqueda en el mercado de pases). Ahora, la semana que podía ser un paraíso mucho se parece al principio de un infierno.

No son pocos los que por lo bajo cuentan desde el club que si Huracán cae ante River sin ofrecer respuestas (como le pasó ante Mineros), Apuzzo regresará a las inferiores. Y el primer nombre que aparece como posible reemplazante en el escenario es otro excombatiente de Malvinas, Omar De Felippe. Cambió mucho en poco tiempo: esa Supercopa que mucho se parecía a una celebración ahora tiene el carácter de una angustia.