lunes, marzo 31, 2008

Vení, vení, luchá conmigo


Huracán es una lucha. Y es bueno admitirlo y saberlo para tomar contacto con la realidad del club de hoy, que es parecida a la de estos últimos 25 años. Y dentro de ese contexto, para no sufrir hay que luchar. Y de ese concepto, de esa suerte de mandamiento no escrito, este equipo es su paradigma.
En tiempos de Enzo Trossero, en 1992/93, el equipo tenía ímpetu. Con Héctor Cuper, en 1994, también había muestras de personalidad y coraje. Pero lo de este grupo, ahora al comando de Claudio Ubeda, supera a todos en esos rubros. Este grupo es una invitación. Como si dijeran: "Vení, vení, luchá conmigo, quemero. Que esto es de todos". Genera adhesión ver en cada partido a estos futbolistas meter, correr y trabar como si cada uno de ellos se hubiera formado en La Quemita o en algún picado al costado del monumento a Tucho Méndez, en el Parque de los Patricios. Tal vez no hay un juego estelar ni parecido. Es casi lógico: el plantel se armó como se pudo, con lo que había. Pero después de tanto tiempo de, además de no jugar bien, tener que reclamar compromiso y entrega, este Huracán es una garantía. Jamás negociará el esfuerzo, más allá de las circunstancias del contorno que un par de veces no tan lejanas provocaron alejamiento de entrenadores. Y así, con este espíritu sin quebrantos, Huracán es el equipo con menos derrotas en la temporada (seis, al igual que Boca y Estudiantes) y el segundo con menos goles en contra (27, lo mismo que Estudiantes; y apenas cinco más que Boca). También así está a sólo siete puntos (con 33 por disputar) de confirmar su participación en Primera en el Día del Centenario. Y eso, después de tantos golpes seguidos y durísimos en los últimos cinco años, tiene un valor muy relevante.

Más:
Así lucha Huracán, en el resumen de Fútbol de Primera:

domingo, marzo 30, 2008

Simpatía por el cero


Clausura, octava fecha: Huracán 0-Independiente 0, en el Diego Maradona. Seamos justos y realistas. Hace un año, a la altura del décimo aniversario del Día Mundial del Hincha de Huracán, estábamos en la B Nacional y nos tocaba jugar en Tres Arroyos contra el Globo de esa ciudad. Y nos tocó perder 3-2 contra el equipo que luego descendería y que ahora participa del Argentino A con más derrotas que victorias. A la semana siguiente, en el último día del mes, había que enfrentar a Villa Mitre, que en la primera rueda, en Bahía Blanca, nos había goleado 5-2. Por eso resulta curioso que algunos hinchas --me tocó escucharlos a la salida del Diego Maradona-- no simpaticen con estos empates en cero ante Boca, Gimnasia La Plata (con uno menos durante casi una hora) e Independiente. Estimados: cada uno de esos ceros compartidos es un modo de resucitar. Porque no se consiguieron abrazados al azar. No, nada de eso. Fueron la consecuencia de un equipo que lucha de manera inquebrantable en cada metro de la cancha; de un arquero, Marcelo Barovero, que cada día ataja mejor; de un caudillo, Hugo Barrientos, que ya debe ser considerado entre los mejores jugadores del club en las últimas dos décadas.
No es conformismo. No. Todos queremos ver a Huracán protagonista y, en consecuencia, campeón. Pero también es cierto que antes existen otros objetivos más modestos y prioritarios. Y que, también por eso, no hay nada para reclamar a este grupo de jugadores. Ellos, como el cuerpo técnico, merecen respaldo, respeto y también aplausos.

El mejor: Marcelo Barovero.
El peor: Cristian Sánchez Prette.

Así estamos:
En el Clausura
En los promedios
El fixture

Si estuviera Herminio...


Clausura, octava fecha: Huracán-Independiente, en el Diego Maradona. La primera vez que Huracán enfrentó a Independiente como local en el Profesionalismo fue una fiesta: el 11 de octubre de 1931, por la 20a. fecha, en la vieja cancha de Alcorta y Luna, el equipo de Parque de los Patricios goleó 5-1, con una actuación colosal. Así, se tomó revancha de lo que había sucedido en la primera rueda: el 7 de junio, en Avellaneda, se había impuesto Independiente 3-1. También así, disputados nueve encuentros del historial general entre ambos, Huracán estaba al frente: con cuatro victorias contra tres y dos empates.
Se trató, además, de un resultado con cáracter histórico: fue la primera victoria de Huracán contra otro grande en el Profesionalismo y la mayor goleada ante Independiente, en 146 encuentros, incluyendo los siete en la Era Amateur.
En aquel Huracán, que terminó octavo esa temporada, se destacaba un delantero llegado desde Ensenada con fama de guapo y goleador: Herminio Masantonio. Ese año fue el máximo anotador del equipo con 23 tantos en 32 partidos. Pero no sólo eso: desde entonces, se convirtió en un estigma para Independiente. El inmenso Herminio es el peor de los verdugos para el club de Avellaneda: se mantiene como el futbolista que más goles le convirtió en la historia del fútbol argentino, con 15. Una curiosidad quemera: los dos que le siguen en ese rubro también lucieron el Globo de Newbery en el pecho. Se trata de Llamil Simes (le hizo 14; 6 para Huracán y 8 para Racing) y de Ricardo Infante (le convirtió 13; uno para Huracán y 12 para Estudiantes).
En esa actuación tremenda sobre Independiente, los goles fueron convertidos por Arturo Naveira (en dos ocasiones), Masantonio, Cesáreo Onzari y Alejandro de los Santos para el ganador; y descontó Corazzo. Se trató de la única vez en la que Huracán le hizo cinco tantos a Independiente; y sólo en una ocasión más lo derrotó por cuatro de diferencia (4-0, en el Clausura 2002, en Avellaneda). Ese día Huracán formó con: Américo Molteni; Antonio Sande, Hugo Settis; Francisco Echechipía, Máximo Frederici, Francisco Ribes; Orestes Propato, Naveira, Masantonio, De los Santos y Onzari. Ellos fueron dueños de una jornada sin olvido.

Más:
El historial, en el Blog.
El último partido, en el Blog.

sábado, marzo 29, 2008

Bronca, pintadas, preocupaciones



La sede de Huracán, en avenida Caseros al 3159, amaneció (ayer) con pintadas hostiles. Y el principal destinatario resultó el presidente del club, Carlos Babington. "Inglés traidor y jugador", decía en letras negras, con aerosol, la pintada más grande. Otras dos hacían reclamos: "Arreglá el estadio" y "El gimnasio tiene que ser de Huracán".
La firma era clara: "La José C. Paz". Y se hacía sobre la misma pared una declaración de principios o de guerra: "Con la José todo mal". No se trata de desconocidos: la Plaza José C. Paz es uno de los sectores de la barra. Es el mismo grupo que en la madrugada del 4 de octubre de 2002 irrumpió en la Ciudad Deportiva, quemó papeles y banderas de un contenedor ubicado debajo de la platea Sur de la Ciudad Deportiva de San Lorenzo. Desde entonces se consolidaron como el grupo más fuerte de la barra. Antes, en 2000, ya se habían manifestado contra Babington, entonces entrenador de Huracán. Y cuentan quienes conocen la intimidad de la tribuna que fueron los mismos que impulsaron la bandera colgada en el partido frente a Boca: "Paren de perseguirnos / lo nuestro es pasión y nada más".
Las pintadas tienen un significado: la barra no respalda a Babington. Y estos cuestionamientos pueden tener una nueva manifestación en el partido de mañana ante Independiente, en el Diego Maradona.
Inmediatamente después de que el presidente del club se enteró del hecho, mandó a borrar las pintadas. Sin embargo, procuró no manifestarse al respecto. Aunque está claro que no se parece en nada a un último capítulo. El presidente lo sabe.


Publicado por el autor del Blog, en Clarín.

Actualización:
La lista de concentrados, en Patria Quemera.
Tres fechas a Domínguez, en Patria Quemera.

viernes, marzo 28, 2008

Inquietudes compartidas


Hoy se conmemora la décima edición del Día Mundial del Hincha de Huracán. Desde aquel mágico y memorable Banderazo del 28 de marzo de 1998, aquel que impulsó a un grupo de pibes a ganar un partido (3-1 a Ferro) tras 131 de padecimientos sin victorias. El siguiente texto, publicado por Pablo Provitilo en el blog El Rincón de los Hinchas, retrata inquietudes propias de muchos hinchas de Huracán y de otros clubes. Se trata, también, de un espacio de crítica y reflexión referido al fútbol argentino. Y de un homenaje al sentimiento auténtico.

Bordeando el estadio de San Lorenzo, riñón del Bajo Flores porteño, conversábamos con un amigo de Huracán. De su pasión por el globo, el barrio chico y su infancia en Pompeya. Es hincha-hincha este amigo pese a la seguidilla de causas que lo alejaron definitivamente del Ducó, las populares visitantes y la televisión paga. "Es todo muy trucho", se quejó. Y remitió a los negocios que salpican al juego. Eso que a muchos nos interpela con frecuencia y no le damos importancia porque necesitamos creer en algo. Para vivir y darle sentido a las cosas.
Mientras intentaba replicar sobre los efectos del despojo televisivo, Fito, mi amigo, me paró en seco. "Pará, pará. No sólo vació a los clubes, también implementó un modo de hacer periodismo nefasto. Hacerles creer a millones de pibes que la vida pasa por ahí, la televisión, la vida fácil, minitas, la casa del jamón y vender alarmas de seguridad y hojitas de afeitar", agregó entre la rabia y la resignación. La caminata siguió en dirección a la cancha auxiliar de San Lorenzo y el tema ya no era Huracán sino el modelo periodístico impuesto por TyC. En algo coincidimos: ese modelo daña al juego y el oficio de muchos colegas que enaltecieron la profesión. Pero este amigo agregó que también es autodestructivo de acuerdo a la competencia feroz que impera en el marco de una lógica feroz.
Las imágenes de esta semana parecieron certificar las conjeturas que Fito, mi amigo, le dispensaba a alguien que no piensa exactamente igual a él pero que acuerda en algo sustantivo. Y, en realidad, es algo que nada tiene de novedoso. No hacía falta comprar el diario deportivo para enterarse del divorcio de los relatores famosos o prender la tevé y advertir el cruce salvaje de dos títeres de la señal poderosa. Esto viene de hace tiempo y por eso no pude contener el escepticismo que, lamentablemente, nos hace ver todos los días, a toda hora, que la maquinaria sigue de pie y sabe abroquelarse con fluidez en los momentos de crisis.
Ya en el final del trayecto, camino a Parque Patricios, la charla fue desensillando todavía más. A muchos como Fito, mi amigo, nos gustaría esa rebelión de los hinchas. Por vías pacíficas y sin desviaciones contraproducentes. Militancia Leprosa -opositora al despótico Eduardo López, presidente de Ñuls- y la gente Racing van aprendiendo en la marcha cuántos intereses están en juego. Y van entendiendo, entre discusiones y el respaldo de afines a la causa, cuan imprescindible es no abortar un movimiento fructífero proyectando a futuro.
Con mesura y sin ver espejismos que hoy no existen, se trata de una tarea paciente que debemos ir construyendo con todos los justos que habitan este país.

jueves, marzo 27, 2008

¿Cuándo volveremos?


Se avecina el Centenario Quemero y Huracán sigue jugando fuera de su casa de Alcorta y Luna. Es cierto que los resultados acompañan (el equipo está invicto jugando como local en el Diego Maradona y en el José Amalfitani), pero no es un buen síntoma continuar con el Ducó inhabilitado. Y, sobre todo, resulta un desencanto. Deja también un mensaje: un club serio debe tener los recursos para mantener un estadio en condiciones. Ante Independiente, el domingo, la cita volverá a ser en La Paternal. A esta altura, a un poco más de un mes del partido contra San Lorenzo, la pregunta ya tiene el carácter de una ansiedad: ¿cuándo volveremos al Ducó? El primer Clásico del Centenario no se debe mudar de Parque de los Patricios.

miércoles, marzo 26, 2008

Ayer nomás...


Hace casi una década de aquellos jugadores de estas figuritas, de aquel plantel de cracks inminentes que realizó una pésima campaña en la temporada 1998/99, que derivó en el segundo descenso de Huracán. Ese equipo en el que jugaban Daniel Montenegro, Gastón Casas, Lucho González y Andrés Silvera, entre otros, finalizó antepenúltimo en el Apertura y último en el Clausura. Consiguió apenas siete victorias en 38 partidos y descendió cuando aún restaban seis fechas. La campaña fue una consecuencia de un club deshecho institucionalmente, endeudado, empobrecido, vaciado. Un ámbito capaz de atentar contra el talento de un grupo de pibes que luego serían campeones y/o futbolistas de Selección.
En esa ocasión me tocó escribir la crónica de aquel dolor en Clarín, en el Suplemento Deportivo del lunes 17 de mayo de 1999. Acá comparto aquella sensación, a la distancia. Con el deseo de que no vuelva a suceder. Nunca. Con la pretensión de que aquellos días de previsible agonía resulten una lección aprendida.

La tarde se disuelve en noche en Parque Patricios. En el bar de la calle Beazley, la Noblex Carina se posa sobre una silla maltrecha. Se escuchan los resultados de la 13 fecha del Clausura. Y la novedad pasa inadvertida. Con el triunfo de Talleres ante Ferro, la posibilidad del descenso de Huracán se convierte en certeza. Sin embargo, no se modifica el clima del lugar. No hay bronca. Sólo resignación. Muy cerca de la radio, una foto de Herminio Masantonio y otra de Miguel Brindisi abrazado con Carlos Babington son el testimonio de días más generosos. Es la primera escena del adiós.
Se despide Huracán de Primera, por segunda vez en sus 90 años de historia. Y ese adiós genera un desencanto atrevido capaz de mezclar en la memoria su despertar lírico y este presente que lastima. Los cuatro títulos en tiempos de amateurismo (1921/22/25/28) con el descenso del 86. La magia del equipo campeón del 73 con estos retazos de voluntades peleando sin éxito. Los sueños de grandeza con este padecimiento que se expresa no sólo en lo futbolístico sino también en lo institucional y en lo económico (una deuda que supera los 10 millones de dólares). La solidaridad de Jorge Newbery, mecenas en tiempos de necesidades extremas, con dirigentes sospechados de deteriorar intencionalmente la economía del club. No queda nada...
"Esto es como remar contra la corriente, contra todo. El viernes, después del empate ante Vélez 1-1", Carlos Babington salía del vestuario visitante del estadio Amalfitani y soltaba esa frase: realidad en estado puro. Más allá de las cuestiones matemáticas, este descenso es un proceso de errores, malas administraciones y egoísmos. Sobran los ejemplos recientes para ilustrar el concepto: 1) Babington, técnico de hoy y símbolo de siempre, soporta insultos ante cada derrota. 2) Héctor Cúper, el entrenador que realizó la mejor campaña del equipo en los últimos 20 años (subcampeón en el Clausura 94), se fue del club entre silbidos e insultos unos meses después de aquella final con Independiente. 3) En un club en el que no hay más de 3.000 que paguen su cuota, existen siete agrupaciones políticas. 4) Carlos Massarino, el presidente anterior a Jorge Cassini, fue destituido de su cargo por la propia Comisión Directiva un puñado de días después de ser elegido. Por eso, la certeza que trajo el triunfo de Talleres no es más que la noticia de un descenso anunciado. Ante ese panorama el único sobreviviente es el hincha leal, ese que apoya, que alienta, que mastica broncas muy seguido, pero que invariablemente regresa cada fin de semana al Tomás Adolfo Ducó. Con desencanto, pero con ese apego a la ilusión que le permite imaginar un horizonte más atractivo. Ese hincha es el primer abanderado del linaje barrial. Incluso aquel que dejó el sur de la ciudad pero sigue siendo habitante sentimental de Parque Patricios y su continuidad geográfica, Pompeya. No hay nada que me duela más que el descenso de Huracán. Las palabras pertenecen a Emilio Baldonedo, ícono de otros días y segundo goleador de la historia del club, detrás de Masantonio. De aquellos equipos que repartían entusiasmo y generaban una tradición de buen juego, que ahora parece deshilachada. Si parecen mentira hoy aquellos nombres: Stábile, Onzari, Tucho Méndez, Houseman, Babington, Brindisi...
Ya es de noche en Parque Patricios. Nadie camina por Amancio Alcorta. Tampoco por Luna. La calle está vacía, como si tuviera que vestirse de escenografía de este adiós. A pocas cuadras de allí, en una pared de una casa abandonada, alguien pintó con aerosol negro: Huracán, qué mal me hacés/y sin embargo te quiero. En el bar de la calle Beazley la resignación domina...

martes, marzo 25, 2008

1964: La intrascendente equidistancia

Héctor Facundo fue símbolo de San Lorenzo: disputó 121 partidos e hizo 28 goles entre 1956 y 1963. Y fue campeón con el equipo de Boedo en 1959. Dos años después de disputar el Mundial de Chile 1962 (convirtió un tanto para la Selección Nacional), fichó para Huracán. En este 1964 hizo cuatro tantos en ocho encuentros. Al año siguiente, preso de las lesiones, jugó su última temporada en la máxima categoría: ocho encuentros y un gol. Su caso es también emblemático del clásico barrial más grande del mundo: los jugadores podían pasar de club a club y eso podía ser entendido como folclore, jamás como violencia. Como Luis Monti, Alfredo Carricaberry, El Loco Doval, El Bambino Veira y El Toscano Rendo, entre muchos otros.

Huracán terminó muy lejos de la punta: a quince puntos del campeón Boca. Y también muy lejos respecto del último, Newell's: a 13 unidades. Esa equidistancia sumada a que el equipo sólo ganó uno de sus diez enfrentamientos ante los cinco grandes (1-0 a Independiente, en el Ducó) es el testimonio de una intrascendencia que tiene que ver con el andar por esta década. Siempre ahí, en el medio, lejos de todo.
Lo de Huracán tuvo cierta previsibilidad. Si bien complicó a algunos rivales que pelearon por el título, sus triunfos llegaron en su mayoría contra equipo sin preocupaciones o del fondo de la tabla. Un detalle: a pesar de no poder contra los grandes, apenas perdió un partido más que los que ganó (11 contra 10). Sin embargo, fue el único equipo que perdió ante el colista Newell's (0-2, en Parque de los Patricios).
Lo mejor del equipo estuvo vinculado con su aspecto defensivo: recibió 36 goles en 30 encuentros. En ese rubro sólo fue superado por los cuatro primeros de la tabla y por el destacado Banfield, que compartió el sexto puesto con Racing.
En términos individuales, Huracán contó con una de las mejores versiones del inmenso Alberto Rendo, un mediocampista que entonces ya parecía capaz de todo. Pero no tuvo la presencia de un goleador de raza. Su máximo anotador fue un típico wing izquierdo como Roberto Brookes, autor de ocho tantos en 28 encuentros. Con esos nombres y con esas particularidades sin brillo, Huracán cumplía cinco décadas sin interrupciones en la máxima categoría.

Campaña:
Noveno*. G 10; E 9; P 11 / GF 38; GC 36.
*Igualado con Ferro.

Posiciones:
1. Boca 44 pts.
2. Independiente 38 pts.
3. River 37 pts.

Figuras:
1. Alberto Rendo, mediocampista.
2. Roberto Brookes, wing izquierdo.
3. Jorge Ginarte, defensor.
3. Miguel Vidal, defensor.
3. Juan Schneider, defensor.

Partidos para la historia:
1. 11/10: Huracán 1-Independiente 0. Se trató del único triunfo contra uno de los cinco grandes en la temporada.
2. 26/7: Atlanta 0-Huracán 3. La mejor actuación del equipo como visitante sucedió en Villa Crespo. Clara victoria ante una de las revelaciones de ese tiempo.
3. 19/7: Huracán 5-Chacarita 1. La mayor goleada quemera en el año.

Plantel: Víctor Alarcón (5); Osvaldo Ayala (14); Alberto Bello (1); Roberto Brookes (28, 8); Lucio Calonga (2); Néstor Canevari (11, 3); Pedro Cubilla (22); Juan Devoto (3); Alberto Dopacio (2); Héctor Facundo (8, 4); Jorge Ginarte (25); Roberto Hiriart (8); Roberto Hornes (22); Oscar López (16, 6); Adalberto Marchesse (20, 6); Héctor Moina (3); Raúl Navarro (16); Alfredo Obberti (5); Alberto Rendo (23, 6); Carlos Santana (20, 2); Juan Schneider (28, 1); Luis Sole (3); Dionisio Valdéz (16, 2); Sebastián Viberti (3) y Miguel Vidal (26).

lunes, marzo 24, 2008

Resignarse jamás


En la más reciente encuesta de Patria Quemera, con la participación de alrededor de 1.000 hinchas, el 11.5 por ciento (112 votantes) considera que Huracán será el campeón del Clausura. Y aunque parezca una osadía sin sostén, es definitivamente legítima. ¿Por qué no? Si con ocho puntos más que los que el equipo sacó en el Apertura pasado, Lanús fue campeón por primera vez en su historia. Si con seis más el Newell's de Gallego tuvo su vuelta olímpica en otro torneo parejo, a la sombra de todos los candidatos previsibles. Si con cuatro más que esos 30, Tigre fue subcampeón del Apertura 2007 y lo peleó hasta la última fecha... ¿Por qué no? Si el equipo perdió apenas un partido de los últimos 13 y sin poder haber armado nunca la mejor versión de equipo. ¿Por qué no? Si los dos punteros (Boca y River) están a cinco puntos.
Es cierto, antes hay otros objetivos (Huracán está a dos de evitar el descenso directo y a ocho de garantizar la permanencia) y hasta otra ilusión (si se repiten los 30 puntos del Apertura, el Globo de Jorge Newbery volará por Sudamérica). Pero esos 112 tipos tienen su derecho a creer que es posible un desenlace inmejorable. Porque esto es fútbol. Un terreno apto para no matar ilusiones antes de que nazcan y crezcan...

Actualización:
Pequeños grandes héroes, en Patria Quemera.
Sin Domínguez ni Zarif, en Olé.
De Federico sigue, en Olé.

domingo, marzo 23, 2008

Tenemos un candado en el arco


Clausura, séptima fecha: Gimnasia 0-Huracán 0, en el estadio Ciudad de La Plata. Elijamos el optimismo. Veamos los costados positivos:
1) Ante Gimnasia, en La Plata, jugó 50 minutos con un jugador menos (por la expulsión de Eduardo Domínguez) y rescató un punto que, ante tales circunstantias, suma.
2) El equipo sólo perdió un partido de los últimos 13 (0-2 contra Arsenal, en Sarandí).
3) Recibió apenas cinco tantos en los siete partidos del Clausura. Sólo Boca y River recibieron menos.
4) Con dos puntos más, ya no habrá descenso directo; y con ocho, Huracán se garantiza la permanencia. Y quedan 12 fechas.
5) Si Huracán consigue tener el equipo completo (Barovero; Puertas, Goltz, Domínguez, Arano; Sánchez Prette (Zarif), Díaz, Barrientos, Poggi; Franzoia y Nieto), queda la impresión de que puede pelear en lo más alto de un torneo parejo. En las siete fechas, Ubeda nunca pudo armar su equipo de gala.

El mejor: Paolo Goltz y Angel Puertas.
El peor: Franco Mendoza.

Así estamos:
En el Clausura
En los promedios
El fixture

sábado, marzo 22, 2008

La derrota más dulce

Omar Larrosa fue un jugador clave en el Huracán que se consagró en el Metropolitano de 1973. Una muestra de ello resulta que, luego, el técnico César Menotti lo llevó a la Selección Nacional y lo ubicó entre los convocados para el Mundial de Argentina, cinco años más tarde. Larrosa fue, además, el máximo anotador del equipo en ese campeonato.

Clausura, séptima fecha: Gimnasia La Plata-Huracán, en el estadio Ciudad de La Plata. "Un grito con casi medio siglo de silencio: ¡Huracán campeón!", decía el título de la nota de El Grafíco. De esa brillante nota de Osvaldo Ardizzone, ya sin olvido. El 16 de setiembre de 1973, Huracán volvió a ganar un título de liga después de 48 años. Y lo hizo con una particularidad: con una de sus cinco derrotas en el Metropolitano. Antes de esa 32a. fecha, el equipo de Parque de los Patricios le llevaba seis puntos a Boca, el escolta. Apenas faltaba un suspiro para la consagración. Y como el archirrival de la Asociación Argentina perdió como visitante ante Vélez, poco importó la caída de Huracán ante Gimnasia La Plata, en el Ducó. Ese 1-2 fue la derrota más dulce de la historia quemera.
El primer tiempo finalizó sin tantos. Pero en el inicio de la segunda mitad, el equipo platense jugó mejor y consiguió dos tantos en 20 minutos: el gol inaugural lo hizo el defensor Roberto Gonzalo y el 2-0 lo puso el mediocampista José Rubén Palacios. Recién a cinco minutos del final, Omar Larrosa (de penal) descontó.
Ese día, Huracán no pudo contar con tres de sus figuras: Miguel Brindisi, Carlos Babington y Roque Avallay, convocados para el partido que la Selección argentina igualó 1-1 contra Paraguay, en Asunción, por las Eliminatorias para el Mundial de Alemania 1974. En consecuencia, el equipo de César Menotti formó con Roganti; Chabay, Cantú, Basile, Carrascosa; Leone, Russo, Quiroga (después, Tolisano); Houseman, Del Valle (Scalise) y Larrosa. En el rival jugaban, entre otros, Hugo Gatti, Carlos Della Savia y Carlos Bulla, quien resultó la figura de la cancha.
El encuentro fue suspendido cuando aún restaban tres minutos para el final. La fiesta no podía esperar más: habían pasado demasiados años...

Más:
El historial, en el Blog.
El último partido, en el Blog.

Post publicado desde Mar de las Pampas.

viernes, marzo 21, 2008

Un Ringo de película


El siguiente texto lo escribió el notable periodista Ezequiel Fernández Moores, en su blog del diario La Nación. Un anticipo de lo que se viene: un Ringo Bonavena de película.

San Lorenzo sepultó el sueño de exhibir sus colores en la 80° ceremonia central del Oscar. Viggo Mortensen tuvo que resignarse a mostrar la bandera de San Lorenzo en la fiesta posterior a la entrega de las estatuillas que transmitió la TV. No pudo hacerlo sobre el escenario del Teatro Kodak porque el premio al Mejor Actor, como se preveía, fue para Daniel Day-Lewis, quien en 1989 se entusiasmaba yendo a ver a Boca a la Bombonera con los electricistas de la película de Carlos Sorín "Eterna Sonrisa de New Jersey". El magnate ambicioso de Day-Lewis en "Petróleo Sangriento" superó al gángster ruso que interpretó Mortensen en "Promesas del Este". Pero el fútbol argentino, pocos lo saben, inició igualmente una nueva ilusión hacia el Oscar. Lleva los colores de Huracán, justamente el rival tradicional de San Lorenzo. Y el vínculo tiene en este caso color argentino: Oscar "Ringo" Bonavena.
Ringo, mito del boxeo y de la noche porteña, que en 1970 combatió con Muhammad Alí y que en 1976 murió asesinado en las puertas de un famoso prostíbulo en Reno, Nevada, ocupa un rol destacado en "Love Ranch", la película que comenzó a rodarse en enero y que concluirá a fines de marzo en Estados Unidos y México. Los personajes centrales serán el matrimonio Conforte, Joe y Sally, que eran los dueños del Mustang Ranch. Joe será nada menos que Joe Pesci, tras una larga ausencia en Hollywood, y Sally será Helen Mirren, que después de haber ganado un Oscar como Reina Isabel buscará repetir pero como reina de burdel. Sus nombres en la ficción serán Charlie y Grace Bontempo. Y Ringo se llamará Armando Bruza. Sergio Peris-Mencheta interpretará a Bonavena, un actor español que ya visitó la tumba de Ringo en Chacarita, que conoció al hijo del ex boxeador, vio miles de imágenes y leyó numerosos textos, pasó un domingo en el corazón de la hinchada de Huracán y hasta se animó a entonar el "Pío Pío Pá" que cantaba Bonavena en el elegante restaurante Sucre, en el barrio de Belgrano, a metros de una mesa en la que cenaba el ex ministro Domingo Cavallo.
Peris-Mencheta, que venía de trabajar en superproducciones como "Los Borgia", fue convocado por el director de "Love Ranch", Taylor Hackford, quien es marido de Mirren y ex productor y cerebro de "When we were kings" (el documental que ganó un Oscar sobre la célebre pelea que Alí y George Foreman celebraron en 1974 en Kinshasa). El actor, que alguna vez enfrentó a Los Pumitas como capitán de la selección juvenil de rugby de España y jugaba de hooker en el Liceo Francés de Madrid, recibió la noticia de su agente. "Me quieren para hacer a un boxeador argentino llamado Óscar Ringo Bonavena", contó de inmediato Peris-Mencheta a su profesor. Y Juan Carlos Corazza, que también es profesor de Javier Bardem, y conocía muy bien ese nombre porque él es argentino, le apuntó la primera advertencia: "Se dice Oscár, no Óscar...". Sergio, que en abril cumplirá 33 años, la misma edad que tenía Ringo cuando lo mataron, leyó todo lo que encontró a mano, viajó a Los Angeles y aprobó el examen. Hackford le pidió que engordara 15 kilos para llegar a los 100 y que se dejara la barba-candado. Así logró parecerse más al Ringo de los últimos días: un boxeador al borde del retiro que no tenía ni siquiera el "banquito" y que estaba más solo que nunca. Un Ringo en crisis, que jugó a seducir a la esposa del mafioso y acaso soñó con adueñarse de su negocio, hasta que Conforte le avisó que Reno no era Parque Patricios con un balazo en el corazón.

La película de Hackford, cuyo estreno está previsto para 2009, incluirá el asesinato de Ringo como parte del vínculo dramático de los Conforte, eje central de la historia. Bonavena, en cambio, sí será protagonista central en el filme argentino que producirá Sebastián Ortega y dirigirá Carlos Sorín, con guión del escritor Marcelo Birjamer. Rodrigo de la Serna hará de Ringo. "Hablaremos del ascenso, no de la caída de Ringo, el camino del héroe con sus demonios internos", cuenta Ortega. "Los Conforte ni figuran en nuestra peli. La escena final será cuando Ringo vuelve de pelear con Alí temeroso de cómo será recibido tras la derrota, pero se abre la puerta del avión y está la ovación de la gente. Su punto culminante, que también es el inicio del declive", agrega Sorín. De la Serna, en tanto, ya comenzó a ganar kilos y a entrenarse en un gimnasio, porque el rodaje comenzará en octubre-noviembre próximos y el estreno está previsto para el segundo semestre de 2009.
Peris-Mencheta practicó tres meses en el mítico gimnasio Gleason´s, en Brooklyn, donde se entrenaron, entre otros, el mismo Bonavena, Alí, Joe Frazier, Mike Tyson y hasta Robert De Niro, cuando preparó su Jack La Motta para El Toro Salvaje, acaso el filme más formidable de los cerca de quinientos que Hollywood lleva dedicados al boxeo. Los más veteranos del Gleason?s veían a Sergio sobre el ring y le pedían que mejorara la técnica. Querían más baile, más jab, menos ganchos. Hasta que Jimmy Glenn, uno de sus entrenadores, que dirigió varios años a Floyd Patterson, aclaraba que Sergio en realidad era un actor y que debía hacer de Bonavena. "¡Oh, Bounafena...!", decían entonces los especialistas. Todos recordaban al Bonavena poco técnico y de desplazamientos lentos por los pies planos, pero valiente y potente como pocos, que combatió de igual a igual con Alí, Frazier, Jimmy Ellis y los mejores pesados de la época. Y que lo hizo cuando el boxeo era algo más serio que la actual colección de siglas que fabrican campeones según la conveniencia de la TV y el gusto de los apostadores de hoteles cinco estrellas de Las Vegas.
Sergio se enamora definitivamente de Bonavena cuando un amigo argentino le envía un documental de Ringo elaborado por el programa "Frases Hechas", del canal de cable TyC Sports. Lo ve como veinte veces. Se fascina con Doña Dominga, los ravioles, Buenos Aires rendido a sus pies tras la derrota histórica ante Alí y el dolor popular por el asesinato de mayo de 1976, en una Argentina que ya hacía un culto de la muerte y comenzaba a vivir la página más violenta de su historia política. Eso sí. Al ver esas imágenes de Ringo como ícono popular de los argentinos, Sergio se preguntó "¿qué coño hago yo, españolito de a pie, interpretando a Bonavena?". Pidió permiso a Hackford para viajar de su propio bolsillo a Buenos Aires y conocer de cerca al personaje. Primero fue a la Chacarita ("a pedirle permiso a Ringo"). Habló con periodistas. Compró en San Telmo y en la Boca una vieja camiseta y una chapita plateada de Huracán, colgantes, pulsera, anillo y reloj de oro. A lo Ringo, como luce en la foto obtenida por La Nación. Y fue a ver a Huracán contra Vélez, acompañado de "Fercho" y "el Gordo Eduardo", dos fanas del Globo. Al ritmo de Los Rodríguez cantó "yo soy quemeroooo...no me importa nadaaaa" y sólo se lamentó porque no escuchó el "somos del barrio, del barrio de la quema, somos del barrio de Ringo Bonavena...". Los hinchas lo despidieron y le regalaron una camiseta, pero acompañada de una advertencia: "mirá que si algún día ganás el Oscar y no subís con esta camiseta del Globo te buscamos por dónde estés".


Post publicado desde Mar de las Pampas.

jueves, marzo 20, 2008

Benditas sean tus manos


Gastón Monzón, ese arquero que es un futuro inmenso e inminente, fue incluido en la lista preliminar para los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. Es un auténtico producto de La Quemita que siempre es tenido en cuenta por los seleccionados juveniles. Resulta también un mensaje: la clave del resurgimiento y del crecimiento está ahí, en las inferiores, en el trabajo silencioso de los que no se ven. Es tiempo de sembrar. Monzón es un llamado de atención sin pretenderlo.

Post publicado desde Mar de las Pampas.

miércoles, marzo 19, 2008

1963: Un paso adelante

Lo que sigue lo escribí en Clarín, en un texto sobre la historia del Huracán-San Lorenzo: "Entre los personajes sin olvido de este clásico, Alberto Rendo merece un inobjetable espacio. Toscano, ese apodo que resulta simpático en las dos orillas barriales, tiene un privilegio que lo define: si va al Tomás Ducó, o camina por Amancio Alcorta y Luna, la gente se detiene para saludarlo, para aplaudirlo; si visita, como tantas veces, el Nuevo Gasómetro, cada hincha le recuerda algún día de encantos con la camiseta de Los Forzosos de Almagro, a pesar de su confeso corazón quemero. Fue ídolo sin fronteras, en los 60. Y el homenaje es una continuidad para este hombre que con el talento de su juego y el respeto de su condición de buen tipo hizo coincidir a las dos hinchadas". Rendo jugó en Huracán durante dos ciclos (1959-1964 y 1970-1971) en los que disputó 111 encuentros e hizo doce goles.

El sexto puesto de Huracán en este campeonato significó un avance respecto del año anterior. Pero no sólo eso: resultó, finalmente, la mejor campaña en est década del 60, en la que Huracán jamás pudo pelear por el título hasta los últimos tramos.
En esta campaña, el equipo tuvo un flojo arranque, que incluso generó preocupaciones propias de fines de los 40 o principios de los 50: las últimas posiciones. Huracán ganó sólo un partido de los primeros nueve (1-0 ante Gimnasia, en La Plata) y apenas dos en toda la primera rueda. Sin embargo, en esta temporada fueron suprimidos los descensos. Y sucedió una curiosidad: Estudiantes terminó último, con 14 puntos menos que Huracán. Cuatro años después, el equipo de La Plata sería el camepeón del fútbol argentino y comenzaría su notable racha internacional.
Huracán hizo una buena segunda rueda y culminó la temporada a sólo tres puntos del podio. Se trató de un equipo sólido, capaz de pelear con cualquiera. Pero a pesar de contar con varios jugadores de jerarquía, nunca consiguió una buena racha de resultados que lo impulsara más arriba en la tabla: el campeón Independiente, que se consagró al golear 9-1 a San Lorenzo, finalizó demasiado lejos de Huracán (a diez puntos). De todos modos, con los goles del Yaya Rodríguez, la lucidez del Toscano Rendo, la velocidad de Roberto Brookes, la regularidad de Schneider y la personalidad del uruguayo Horacio Troche, Huracán dio un paso adelante.

Campaña:
Sexto. G 8; E 11; P 7 / GF 36; GC 31.

Posiciones:
1. Independiente 37 pts.
2. River 35 pts.
3. Racing 30 pts.
3. Boca 30 pts.

Figuras*:
1. Juan José Rodríguez, mediocampista.
2. Alberto Rendo, mediocampista.
3. Juan Schneider, half izquierdo.
3. Horacio Troche, defensor.
3. Roberto Brookes, wing izquierdo.
*Además, el delantero Ernesto Humberto Juárez participó del Sudamericano de ese año, disputado en Bolivia. Juárez actuó en los seis partidos del seleccionado argentino, que terminó tercero detrás del equipo local y de Paraguay, e hizo un gol en el 3-0 a Brasil.

Partidos para la historia:
1. 25/8: Huracán 2-Boca 0. Un buen año ante el archirrival de la Asociación Argentina: un triunfo en la segunda rueda, tras una igualdad (2-2) en La Ribera.
2. 20/11: Huracán 3-Racing 1. Se trató del mejor triunfo ante La Academia en la década del 60, igualado con el 3-1 de 1965, en Avellaneda.
3. 18/8: Atlanta 0-Huracán 3. El mejor partido del equipo como visitante, ante una revelación de la temporada.

Plantel: Víctor Alarcón (2); Carlos Arredondo (15); Osvaldo Ayala (15); Agapito Brites Sánchez (7, 2); Roberto Brookes (21, 7); Osvaldo Crosta (2, 2); Pedro Cubilla (21, 2); Juan Devoto (10); Jorge Ginarte (2); Roberto Hiriart (1); Ernesto Juárez (1); Adalberto Marchesse (15, 6); Luis Medina (3); Raúl Navarro (13); Alfredo Obberti (1); Héctor Pederzoli (6); Alberto Rendo (21, 3); Juan Carlos Rodríguez (4); Juan José Rodríguez (25, 10); Jesús Roldán (1); Ernesto Sarmiento (8, 1); Juan Carlos Sarnari (20, 3); Juan Schneider (26); Horacio Troche (24); Sebastián Viberti (5) y Miguel Vidal (19).

lunes, marzo 17, 2008

Barovero inmenso


Llegó, voló, saltó, la tocó, la rozó, ganó en cada mano a mano, gritó, levantó los brazos, cerró sus puños, volvió a saltar, volvió a volar, soñó que llegaba, llegó otra vez, miró, estuvo atento, se abrazó con sus compañeros, saludó, escuchó aplausos... Marcelo Barovero hizo todo. Y todo bien, en el Diego Maradona, en el cero compartido con Boca.
Después, le puso palabras a su sensación agradable: "Cuando la pelota de Battaglia pegó en el palo, me di cuenta de que no me iban a hacer un gol. Ahí sentí que la suerte estaba de mi lado". Es cierto, el azar también jugó. Pero es todavía más cierto que Barovero tuvo una actuación colosal.

Más:
El diez que mereció, en Clarín.
"El partido soñado", en Olé.

Así se marca a Riquelme


Había una pregunta que se repetía después de cada partido destacado de Juan Román Riquelme: ¿cómo hay que marcar al líder creativo del fútbol argentino? Se consultaron especialistas, entrenadores, jugadores que lo habían anulado ocasionalmente como Mariano Herrón y habituales opinadores del planeta futbolero. Coincidían todos: "Es muy difícil". Incluso lo sostenía el técnico de Huracán, Claudio Ubeda. Pero el ex marcador central tenía una receta: no dejarlo pensar, hacerlo jugar incómodo, bajo presión en cada rincón y en cada minuto. Sin persecuciones, pero con un hombre destinado específicamente para que ejecutara la parte principal del plan: Hugo Barrientos, el capitán. Y así, con esa idea, con ese intérprete y con sus socios defensivos siempre atentos, Huracán neutralizó a Román.
Barrientos es bravo, sólido, férreo, metedor, lúcido. Resulta, a esta altura de la temporada, el emblema de un Huracán cuyo rasgo fundamental es su capacidad de lucha, a contracara del presunto paladar negro de otros tiempos. Sucede que Barrientos, además, juega como si hubiera nacido en Pompeya y su potrero de la infancia hubiera sido la canchita frente al monumento a Ringo Bonavena, en pleno Parque de los Patricios. De ese modo, con esa impronta, lo enfrentó al crack de Boca. Lo arrinconó, lo anticipó, lo rozó sin inhibiciones ni deslealtades. Le mostró que respeto no es lo mismo que dejar hacer.
En ese contexto, Riquelme recorrió dos caminos. Primero, retrocedió mucho para recibir la pelota. Consecuencia: perdió capacidad de influencia cerca del área y de sus delanteros, Rodrigo Palacio y Martín Palermo. Segundo, procuró descargar sobre los costados, con la aparición de los laterales. Consecuencia: se fastidió con Jonatan Maidana y con Fabián Monzón.
Hubo una curiosidad en el partido: a pesar de que el diez de Boca no tuvo el brillo de otras ocasiones, el equipo de Carlos Ischia generó casi una decena de llegadas de peligro. Esta vez, a diferencia de muchas otras, encontró variantes más allá del rendimiento de su estratega.
Queda otra impresión: el Diego Maradona, por sus dimensiones más reducidas, no es el mejor estadio para el lucimiento de Román. Es raro: allí, en Juan Agustín García y Boyacá, jugaban las inferiores del club en el que se formó, Argentinos Juniors. Un detalle añadido: el estado del campo de juego no permitía parar la pelota en un solo tiempo, picaba muy mal. Y en ese escenario, entre los pozos, un tal Barrientos respondía con tenacidad y constancia a aquella pregunta que tantos se hacían: así se marca a Riquelme...

Texto publicado en Clarín por el autor del Blog.

Un punto grande


Clausura, sexta fecha: Huracán 0-Boca 0, en Argentinos. Hay que valorar lo que sucedió. Hay que ubicarlo en su contexto, que no es el de los años 20, claro. Después de once derrotas consecutivas (con un 6-0, un 6-2 y un 4-0 incluidos) y tras más de una década sin sumar ni un punto (la última vez había sido el 1-1 del 26/5/1997, con gol de Claudio García) ante Boca, Huracán se le plantó al campeón de América y subcampeón del Mundial de Clubes con coraje. Luchó, sufrió, sudó. Y se llevó un punto enorme en un partido que mereció perder y que casi lo gana en la última llegada del partido, ya en tiempo de descuento.
Sirve también porque mantiene al equipo en el tramo de los de arriba, de los que pueden dar pelea en lo más alto. Porque permite estar a sólo una victoria de desechar la posibilidad del descenso y a nueve puntos de olvidarse de la tabla de los promedios hasta el final de la temporada. Porque alimenta la autoestima de un grupo sólido, guapo, bravo. Pero no sólo todo eso. Además, permitió la consolidación de Marcelo Barovero, quien tuvo una actuación colosal, y la admiración para Hugo Barrientos, ese emblema, ese inquebrantable capitán. Y todo eso no es poco. Seguro que no.

Más:
El comentario, en Clarín.
El comentario, en Olé.
Las impresiones de Ubeda, en Olé.
El comentario, en Patria Quemera.

El mejor: Marcelo Barovero y Hugo Barrientos.
El peor: Franco Mendoza.

Así estamos:
En el Clausura
En los promedios
El fixture

domingo, marzo 16, 2008

La última reivindicación

Héctor Cúper contruyó en Huracán el mejor ciclo de los últimos 30 años (con el subcampeonato del Clausura 1994 incluido). Entre otros éxitos se encuentra la última victoria quemera ante Boca: 3-1 en Parque de los Patricios, el 9/10/1994.

Clausura, sexta fecha: Huracán-Boca, en Argentinos. Entre las tantas buenas cosas que tuvo el ciclo de Héctor Cúper se incluye la última victoria frente a Boca. Sucedió hace casi 14 años: el 9 de octubre de 1994, en el Ducó, Huracán ganó 3-1, tras ir perdiendo desde los cuatro minutos.
"Huracán dejó a Boca con la viejas dudas", señala el título principal del Clarín del lunes respecto de ese éxito. El equipo, que venía de ser subcampeón del Clausura de ese año, recibía al Boca de César Menotti, por la sexta fecha del Apertura. A esa altura del torneo, Huracán peleaba el campeonato: con este triunfo se convertía en el principal perseguidor del líder e invicto Vélez (luego campeón).
Huracán se fue al descanso con la derrota parcial, por un golazo de Roberto Acuña (fortísimo tiro de zurda). Pero el equipo jugó un segundo tiempo para el aplauso y consiguió darlo vuelta. A los tres de la segunda mitad, igualó Víctor Delgado. A los once, tras un penal discutido por todo Boca, Pedro Barrios puso el 2-1. Y, sobre la hora, Walter Pelletti estableció el resultado definitivo, luego de un contraataque impresionante. Desde entonces, en el historial llegarían dos empates y 14 derrotas.
Huracán formó ese día con: Marcos Gutiérrez; Humberto Váttimos, Barrios, Hugo Corbalán, Mauricio Pineda; Claudio Marini, Roger Morales, Hugo Morales (luego César Couceiro); Delgado; Pelletti y Edgar Báez. Ellos (con Cúper a la cabeza, claro) fueron los protagonistas de aquel último triunfo. De aquella reivindicación quemera con su propia historia.

Más:
El historial, en el Blog.
El último partido, en el Blog.

viernes, marzo 14, 2008

Esa maldición llamada Boca

Claudio Ubeda le gana a Pablo Ledesma, en el último Boca-Huracán, en La Bombonera. Fue la undécima derrota seguida en el historial. El último triunfo quemero sucedió en 1994.

Durante los años 20, Boca y Huracán -los dos más campeones de esa década, con cuatro títulos de liga cada uno- disputaban el superclásico de la Asociación Argentina. Incluso en aquel tiempo en el que se repartían títulos y grandes futbolistas (tales como los ya míticos Domingo Tarasconi, Guillermo Stábile, Roberto Cherro, Cesáreo Onzari y Américo Tesoriere), Boca ya había construido una costumbre: ser el principal verdugo de Huracán.
Boca es el rival que más veces lo venció en el historial general, en el del Amateurismo y en el del Profesionalismo. No sólo eso: Boca es también el grande al que menos veces Huracán venció.
En 1914 -un año después que River-Boca y un año antes que San Lorenzo-Huracán- se enfrentaron por primera vez. El 9 de agosto, Boca se impuso 2-1, en la vieja cancha huracanense de Avenida La Plata y Chiclana. Desde entonces sucedió una paternidad impresionante: en total, por campeonatos oficiales, Boca se impuso en 86 ocasiones, hubo 44 empates y Huracán sumó 32 triunfos. La racha reciente también impresiona: once victorias seguidas para los de La Ribera.
En 1919, Boca se impuso 7-0, como visitante. Fue la peor derrota en la historia de Huracán, sólo igualada por Rosario Central, en 1948, y por Atlanta, en 1966.
Hubo dos momentos que marcaron esta superioridad. El primero sucedió en el campeonato de 1923: Boca y Huracán tenían 51 puntos, pero los de Parque de los Patricios habían jugado un encuentro menos. Sin embargo, la Asociación determinó que se disputara un desempate: ya en el cuarto partido, el 27 de abril de 1924, en Sportivo Barracas, Boca se impuso 2-0, con goles de Alfredo Garasini. Y fue campeón luego de 390 minutos y 43 días de la definición más extensa de la historia del fútbol argentino. El segundo hecho aconteció en el Metropolitano de 1976: Huracán sumó nueve puntos más que Boca en el certamen, pero el campeón fue el equipo que dirigía Juan Carlos Lorenzo, que en el ronda final le sacó tres puntos de ventaja, luego de ganarle 1-0 (gol de Jorge Benítez) en el Monumental, encharcado como nunca. Hubo más ese año: Boca lo eliminó a Huracán en las semifinales del Nacional (1-0, con tanto de Ernesto Mastrángelo).
En los últimos treinta años, la tendencia se hizo más notable. En La Bombonera, los de Parque de los Patricios no se imponen desde 1980 (4-1, el 5/11). Y en el historial general, Huracán no le gana a Boca desde el 9/10/1994 (3-1, en el Ducó, con goles de Víctor Delgado, Pedro Barrios y Walter Pelletti). Desde entonces hubo dos empates y 14 triunfos xeneizes. Otra racha inmensa. Como ayer. Como casi siempre.

Este texto fue publicado en Clarín, por el autor del Blog.

miércoles, marzo 12, 2008

Si la pitonisa lo dice...


La Alameda se llama oficialmente Avenida del Libertador Bernardo O'Higgins. Es un trazado de diez kilómetros que recorre la ciudad; nace en la Avenida Los Pajaritos y finaliza en la Plaza Baquedano. Recorrerla en su tramo central es una invitación a encontrarse con personas, personajes y situaciones de todas las variedades.
Hay puestos que ofrecen frutas, corbatas, anteojos, ropa, telas, golosinas, zapatos, plantas y todos los etcéteras que sean factibles de comercializar. Hay una mujer de rasgos orientales que vende frituras. Hay un hombre de traje que come rápido su comida rápida mientras atiende su celular de aparición reciente. Hay un perro que descansa, tendido sobre la vereda, entre todos los vértigos que caminan a su alrededor. Hay chicos que recién terminaron el colegio secundario y cumplen con un rito de origen remoto: piden monedas a modo de reconocimiento, llenos de un ungüento formado por huevo, harina, vinagre, témpera, tomate. Huele de sólo un modo posible: mal.
Hay una pitonisa que tira las cartas y, por algún peso extra, es capaz de decir que Huracán jugará la Libertadores 2009 aunque conozca poco o nada la realidad del fútbol argentino. Hay una gigantografía en la que sonríe Alexis Sánchez. Hay ómnibus inmensos y taxis o remises que, por su precio, es preferible evitar. Hay autos de elite que hablan del Chile próspero. Hay sedes centrales de casi todos los bancos y universidades. Hay un lustrabotas que, además, recita como si fuera un juglar.
Hay una chica que, bajo el sol de Santiago, lee al alemán Günter Grass. Mira sin ningún asombro: para ella esta Alameda de mil historias es una cuestión cotidiana.

Adaptación del texto publicado en Clarín por el autor del Blog.

Post publicado desde Santiago de Chile

martes, marzo 11, 2008

Para los quemeritos


Lo que sigue es una historia para compartir:

Tenemos el agrado de informales que a partir del 24 de abril se presentará, en la Feria del Libro, “La historia de los 100 años de Huracán” para chicos de 6 a 12 años.
Esta iniciativa, pionera en los clubes de fútbol de Argentina, que se realiza en forma independiente, fue plasmada, después de un largo camino recorrido, por la Señora Susana Aradas de Carrioli.
Contamos con el apoyo de reconocidos socios y empresarios del club, que sin dudarlo se sumaron a este proyecto en homenaje a 100 años del Globo.
Los aportes recibidos son administrados por la Mutual de Veteranos del Club Atlético Huracán, quienes supervisan los ingresos y egresos a fin de darle transparencia al trabajo.
El libro contiene los datos más destacados de su historia y cuenta con el respaldo de la Editorial Imaginador, quienes han puesto a nuestra disposición un stand en La Rural para que concurran visitantes y personalidades para la firma de los ejemplares.
La presentación oficial, se realizará en la Sala Ocre de La Feria del Libro el día 28 de abril a las 18 horas.
Cada libro constará de treinta y dos páginas llevadas a lenguaje infantil en las que un “Quemerito” contará la historia. Los dibujos son de Andri (caricaturista de Caras y Caretas), quien estará presente en el lugar asignado dibujando para los que hasta allí se acerquen.
La supervisión histórica está a cargo del Dr. Néstor Vicente (designado para escribir el Libro de los 100 Años).
Los auspiciantes que también nos acompañan son: Secretaría de Deportes de la Nación, Ministerio de Educación y Clarín Cultura.
Iremos brindando con exactitud más datos cuando tengamos certezas.
Para cualquier tipo de información contactarse únicamente con:

Mónica Bentancort – Prensa del libro
estoeshuracan@ciudad.com.ar

domingo, marzo 09, 2008

El Nieto del gol

Seis minutos como titular en el Clausura le bastaron a Federico Nieto para hacer más que Franco Mendoza en sus últimos 658 minutos en el campo de juego. Pero el aporte de Nieto ante Argentinos no sólo fue ese cabezazo goleador. Complicó siempre, generó situaciones de peligro y le hicieron infracciones cerca del área. En cuanto al juego, en un partido hizo más que Mendoza en las cuatro fechas anteriores. Pero claro, ya está. La comparación sirve para advertir que debe ser titular. Ahora, tiene que llegar el tiempo de la consolidación y del crecimiento. Nieto arranca con una ventaja: cuanto con argumentos para dar pelea y para permitir satisfacciones. Contra Boca, la próxima fecha, tendrá su primer gran desafío...

sábado, marzo 08, 2008

Maldita banderita


Clausura, quinta fecha: Argentinos 1-Huracán 1. Suceden dos cosas muy distintas. La primera es grata: el equipo es confiable, pelea como si cada partido resolviera una instancia clave, transmite, se muestra bravo, muchas veces sólido. La segunda es decepcionante: ¿cómo es posible que un sábado bajo una lluvia que podía ser feliz se arruine por una maldita banderita (la de Gustavo Esquivel, uno de los asistentes de Gabriel Brazenas?
Porque pasaron las dos cosas. A pesar de limitaciones creativas, Huracán jugó como para que nadie pudiera reclamar nada si el equipo ganaba. Pero no. No pude ser. Con lo que vale un gol en partidos que se resuelven en detalles, a Huracán le anularon uno que era evidentemente válido. Da bronca, mucha bronca, por supuesto. Pero tiene esas cosas el fútbol, esas herejías. Y esta vez el padecimiento de un error ajeno se cayó encima del Globo. Una lástima. Ese gol de Franzoia era válido. Ese gol de Franzoia significaba una victoria.

Más:
El video del gol mal anulado


El mejor: Federico Nieto.
El peor: Cristian Sánchez Prette.

Así estamos:
En el Clausura
En los promedios
El fixture

viernes, marzo 07, 2008

Aquella goleada fundacional

Carlos Babington, en sus días de crack. Le hizo dos goles a Argentinos en la fecha inaugural del Metropolitano de 1973.

Clausura, quinta fecha: Argentinos-Huracán. El debut del Equipo de los Sueños de 1973 sucedió el 4 de marzo ante Argentinos, en Parque de los Patricios. La actuación y el resultado fueron un anticipo de lo que vendría: la consagración, la estrella número 13, el reconocimiento para siempre. El equipo de César Menotti se impuso por goleada: 6-1, con un segundo tiempo para la historia, en el que Huracán convirtió cinco goles.
Miguel Brindisi abrió el marcador a los 13 minutos del primer tiempo. Fue el único tanto de esa mitad. Pero luego del entretiempo hubo show quemero en Alcorta y Luna: cinco tantos en 29 minutos. Dos de Carlos Babinton, otro de Brindisi, uno de Omar Larrosa y el último de Eduardo Quiroga. Cuando quedaba apenas un minuto, José Pekerman descontó para el equipo de La Paternal.
Ese día, Huracán formó con: Roganti; Chabay, Fanesi (se retiró lesionado; lo reemplazó Buglione), Basile, Carrascosa; Brindisi, Russo, Babington (luego Quiroga), Larrosa; Houseman y Avallay. Así, con ellos, comenzó la historia más notable del modo más brillante.

Más:
El historial, en el Blog.
El último partido, en el Blog.

miércoles, marzo 05, 2008

Las 11 estrellas del Centenario Quemero

Para la camiseta del Centenario Quemero, si es que Kappa se decide a realizar una edición especial para la ocasión, desde este Blog vamos a impulsar la idea de poner todas las estrellas que corresponden a los 11 títulos oficiales obtenidos por Huracán. Además de las cinco actuales, que representan sólo los títulos de Liga conseguidos por el club en el Amateurismo y en el Profesionalismo, habría que agregar los otros siete logros, en competiciones también homologadas por la AFA. En definitiva, cada una de las estrellas representaría los siguientes títulos:

1) 1920: Copa Estímulo.
2) 1921: Campeonato de la Asociación Argentina*.
3) 1922: Campeonato de la Asociación Argentina*.
4) 1922: Copa Ibarguren.
5) 1925: Campeonato de la Asociación Argentina***.
6) 1925: Copa Ibarguren.
7) 1928: Campeonato de la Asociación Argentina.
8) 1942: Copa Adrián Escobar.
9) 1943: Copa Adrián Escobar.
10) 1944: Copa Competencia Británica.
11) 1973: Campeonato Metropolitano.

*En 1921, Huracán, como campeón de la Argentina, debía enfrentar a Peñarol en la final de la Copa Río de la Plata / Ricardo Aldao. Pero el club uruguayo desistió de participar. El Libro Oficial del Centenario de Huracán lo incorpora al listado de títulos, aunque aclara su espacio para la discusión.
**En 1922, por su condición de campeón, Huracán debía enfrentar a Nacional en la final de la Copa Río de la Plata/ Ricardo Aldao. Pero debido a disidencias entre la Asociación Argentina y la Asociación Uruguaya el encuentro definitorio no se jugó.
***En 1925, Huracán fue --además-- el único campeón del Río de la Plata. Ya que el campeonato de la Asociación Uruguaya no finalizó. En consecuencia, no se pudo disputar el partido definitorio de la Copa Ricardo Aldao.

lunes, marzo 03, 2008

Si Osvaldo estuviera...


El único aspecto definitivamente preocupante en la campaña de Huracán esta temporada es la falta de un goleador. El máximo anotador es un flojísimo Franco Mendoza, quien lleva 658 minutos sin convertir. Hizo seis goles, uno más que Andrés Franzoia, quien disputó sólo 14 de los 23 encuentros. Pero falta un nueve. Porque Federico Nieto hizo sólo dos tantos; porque Antonio Barijho aún no convirtió; y porque Claudio Guerra aún no tuvo su oportunidad.
Mientras tanto, en Italia, un delantero formado en La Quema es sensación. Daniel Osvaldo hizo historia el último fin de semana: en el tercer minuto de descuento del partido que su equipo, Fiorentina, jugaba ante Juventus convirtió el 3-2. Su gol permitió la primera victoria en 20 años del equipo violeta ante la Vecchia Signora en Turín. Se trata de un nuevo peldaño en una carrera ascendente que incluye su frecuente participación en el seleccionado Sub 21 de Italia, país que lo nacionalizó.
Queda la sensación de que si Osvaldo estuviera, el año del centenario podría ser también el de la gloria...

sábado, marzo 01, 2008

Que Barrientos se quede para siempre

Hugo Barrientos es el capitán. El líder. El caudillo. El emblema. El que otorga garantías de luchar sin quebrantos. El que quita, marca y juega. El que escucha aplausos que merece. El que supo ganarle a su comienzo de rojas y juego brusco excesivo. El que, a esta altura, es un indiscutido. El que ya tiene un lugar en la historia reciente de Huracán. El que se ganó un espacio grande en el corazón quemero. El que, además, también hace goles. Como ante Central. Para gritarlo con él. Para abrazarlo todo el fin de semana. Para que se quede para siempre.

También suma


Clausura, cuarta fecha: Huracán 1-Central 1, en Argentinos. Es cierto que, como dijo Claudio Ubeda, todos nos quedamos con la sensación de que el equipo se podría haber llevado los tres puntos. Que faltó que entrara otra. Ligar un poquito más. Pero no fue sencillo. No se jugó contra un rival débil (más allá del último puesto en el Apertura). No es un resultado dañino. Aporta. Suma. Porque quedan apenas seis puntos para evitar el descenso directo. Porque restan once para ni siquiera tener que pasar por la Promoción. Porque Huracán sigue estando en zona de Copas. Y, también, porque la punta no está lejos. Sirvió el empate. No para conformarse, claro. Pero sí para no desesperarse, para continuar confiando.

El mejor: Hugo Barrientos.
El peor: Franco Mendoza.

Más:
El comentario, en Clarín.
El análisis de Ubeda, en Clarín.

Así estamos:
En el Clausura
En los promedios
El fixture