La búsqueda no conoce de colores. Somos rivales el mismo día en el que nos abrazamos,en el que nos escuchamos, en el que nos reímos por alguna bronca compartida. Somos Quemeros y somos Cuervos. Y distintos y diversos. Pero ahí, en el fondo de nuestras percepciones y de nuestros corazones, nos reconocemos.
No es una imposición; se trata de una cuestión de pertenencia nacida hace más de un siglo, incluso más allá del primer partido en el que nos enfrentamos, allá, en la vieja cancha de Ferro. Porque ser un clásico, nuestro clásico, es mucho más que festejar victorias o celebrar derrotas ajenas. Es un modo de mostrarnos al mundo. Que lo sepan todos: en la tierra de Maradona y de Messi, sucede El Clásico de Barrio más grande de todos. El de Stábile y de Mamucho Martino, el de Masantonio y de Pipi Romagnoli, el de Sanfilippo y de Houseman, el de Ortigoza y de Marcos Díaz.
En definitiva, el de nosotros. Que somos capaces de mirarnos y de juntos construir un mural que nos retrata. Que edificamos proyectos para que tantos chicos y chicas puedan mejorar su vida cotidiana. Que vamos tras los pasos de un espacio mejor para encontrarnos.
Porque vos, que sos Cuervo, me querés. Porque yo, que soy Quemero, te quiero. Porque en definitiva vos y yo somos nosotros.
Texto del fundador del Blog para la ONG Corazón Quemero.